Hablar de golf es hablar de uno de los deportes más exigentes con sus jugadores.
Según los expertos, seguido del tenis y del portero de fútbol, pero encabeza la lista sin lugar a dudas.
Y no es solo por la gran destreza y habilidad que son necesarias para poder destacar, sino porque el factor psicológico es el gran protagonista.
No permite bajar la guardia.
Y no hablamos solo de la competición, se mantiene presente desde sus etapas iniciales, cuando se está aprendiendo, y hasta en un partido informal con amigos.
Cada golpe, cada elección de palo, cada posición, requieren de una alta concentración, en la que no puedes dejar que intervenga nada más que el juego, ese momento, esa bola.
Y no, no es nada fácil.
Puede parecer exagerado, porque un juego dura un total de entre tres y cuatro horas, pero solo se dedican unos minutos al golpe de las bolas.
No obstante, el tiempo que transcurre entre ellos exige una alta concentración para analizar la posición, distancia y análisis de las siguientes acciones.
Y esto distingue al golf de otras prácticas deportivas, porque en ellas, la competición, a pesar de que exige altas dosis de concentración y atención, ayuda a liberar tensión.
El golf se salta esta norma, y exige una precisión mental y emocional, tanto en la ejecución como en la preparación del swing.
También entre golpe y golpe.
Se puede tener un nivel altísimo de técnica, pero si no se acompaña de una gestión emocional adecuada, no hay nada que hacer.
Para poder rendir al 100% en este deporte, hay que tener claro que el estado de ánimo es decisivo.
Por todos estos motivos, la psicología se convierte en el factor clave de este deporte.
Consejos para no perder el swing.
Para poder controlar el golf, has de trabajar cada uno de los aspectos que componen a un gran jugador.
Seguro que estás comprometido con dos de ellas: la técnica y el físico.
Sobra decir que un deportista que quiere llegar a su mejor versión debe tener hábitos saludables, controlar su alimentación, descansar, prepararse físicamente y dominar la técnica, los golpes, la posición…
Pero hay una parte fundamental, la que nos trae hoy aquí: El aspecto psicológico.
Esa disposición mental que hace que te dé igual hacer tres golpes malos y sacar la bola a la calle, o tener un putt sencillísimo y sacarlo del green.
Porque sigues adelante.
Porque tienes una preparación mental que te ayuda a ver más allá, a analizar el error para no cometerlo de nuevo, no para anclarte en él.
Y aquí te traemos hoy una serie de consejos para entrenar esa mentalidad ganadora que te hará imparable.
El primero de ellos habla de la concentración.
Quizás otros deportes lo permitan, pero no el golf. No debes perder el foco de lo que estás haciendo, pensar en el siguiente golpe, en la técnica.
La capacidad de concentrarse también se practica, y cuanta mayor sea tu experiencia, mejores resultados obtendrás.
Pero estar a lo que se debe no es lo único que te va a ayudar.
A veces los nervios pueden jugar malas pasadas, y esto nos hace desviar la atención.
Ante esta situación, lo único que nos habrá salvado es entrenar.
Repetir los mismos golpes una y otra vez, hasta que sientas que lo dominas.
Si has practicado un mismo golpe cientos de veces, el día que te toque hacerlo en un torneo, sin darte cuenta, estarás más relajado, sabrás cómo colocarte y la trayectoria exacta del palo.
Cuando entrenes, imagina que estás compitiendo, visualiza un torneo y entra en él.
Ponte objetivos concretos.
No digas “tengo que mejorar mi Drive”.
Identifica qué exactamente tienes que mejorar y marca una estrategia para trabajarlo.
Si lo haces así, irás al grano y serás más efectivo.
Puede influir también en lo psicológico, el hecho de que este es un deporte muy solitario, que exige mucha movilidad para competir.
Esa separación tan habitual del entorno cercano pueden tener consecuencias a nivel emocional, y es por eso que deberás apoyarte en el equipo humano que te acompaña.
El caddie es más que un asesor en el juego.
Es la persona más importante que tienes cerca, y ha de ser algo más que tu acompañante. La persona de tu confianza, que te asesore y te ayude. Lo más parecido a un psicólogo.
Idealmente con él, aunque también puede ser solo, deberías establecer alguna estrategia psicológica. Esto es definir algunas acciones que puedan ayudar a relajarte o a motivarte. Hablar, pasear, analizar el juego que has hecho…
Ser resiliente también te ayudará.
Ser consciente de que no es un camino de rosas, que hay mucho trabajo por delante y hacer de esto una motivación, un afán de superación constante.
Para destacar en el golf, la preparación ha de ser completa, y esto pasa por varios aspectos.
Ya sabemos que la técnica es importante, pero lo es, más aún si cabe, el entrenamiento psicológico, porque de este último depende que sea capaz de llevar su rendimiento al máximo nivel.
Aprende a gestionar tus sentimientos, tus emociones y cómo reaccionar ante cada situación.
Controlar las emociones, la clave para triunfar en el golf.
Y es que al final, las emociones son la respuesta, y la mayor herramienta a tu alcance.
El mayor desafío está en saber controlarlas, porque esa es la diferencia entre que sean tus mayores aliados a tu peor enemigo.
Lo primero es tener claros los objetivos, a dónde puedes llegar y el proceso que has de marcarte para alcanzarlo.
La autoconfianza es la base de todo deportista.
Y es la herramienta que más estabilidad exige para mantenerte en él.
Hay algunos aspectos que no hay que trabajarlos, o no necesitan tanta atención por tu parte.
El talento es algo innato, lo tienes o no lo tienes.
La experiencia la adquieres con los años, cada juego, cada torneo, van ampliando tu trayectoria.
Pero la confianza en ti es un trabajo diario.
Recuerda siempre quién eres, por qué haces esto, qué sientes cuando terminas un juego en el que has dado lo mejor de ti y has conseguido tus objetivos.
Y esa confianza es la que te hará tener sensación de control.
No significa que veas el camino despejado y no entiendas la dificultad.
Se trata precisamente de lo contrario.
De saber a qué te enfrentas, de ver los obstáculos, pero no dejar que te paralicen.
Y de que entiendas tus verdaderas opciones de ganar (o no), que disfrutes de ese camino y de que apliques tu técnica para alcanzar esos objetivos marcados.
Cuando logras estabilidad en tu confianza, tienes una buena base para trabajar el aspecto psicológico del golf.
¿Cómo puedes saber si tienes una preparación psicológica óptima?
Cuando no decaes.
La respuesta es la motivación.
Una partida en este deporte puede durar entre 3 y 4 horas. En ese espacio de tiempo, pasan miles de pensamientos, ideas y recuerdos por tu mente.
Dominarlos y controlarlos forma pate de tu preparación, ser capaz de mantener un estado de ánimo estable y sereno.
Esto se traduce en un juego lineal, donde se mantienen el entusiasmo y el rendimiento no decae.
Puede que no sea tu mejor día, por el juego en sí o por factores externos, pero si has trabajado bien este aspecto, serás capaz de mantenerte centrado en tu partida y dejarás todo lo demás a un lado.
Cuando logras mantenerte así, la confianza no decae.
Y es que el negativo es contraproducente, es una conversación con uno mismo que debe llevar a la correcta gestión de la situación, a buscar soluciones y no entrañar dificultades.
En el momento en que cambias las tornas y empiezas a reflejar en tu mente ideas positivas, adquieres un sentido de responsabilidad con tu juego, claridad en las decisiones y visión del terreno y de lo que tienes que hacer.
Estar comprometido con tu objetivo y tus metas te ayudarán a mantener esa mentalidad.
Un truco para ser capaz de orientar tus pensamientos hacia el positivismo, es dejar de pensar en el error que has cometido o sueles cometer, y empezar a pensar en qué es lo que quieres hacer, cuál es la trayectoria que debe seguir la bola para dejarla justo donde necesitas.
Si te concentras en dónde no quieres que vaya, seguramente allí la mandarás.
Trabaja esta forma de pensar, refuerza tu pensamiento positivo y pronto verás los resultados en tu juego.
La respiración es la que más te va a ayudar a controlar los nervios y a relajar los músculos.
Hay muchos ejercicios para aprender a respirar de la forma adecuada.
La respiración diafragmática se realiza en tres fases: inspira (llenas primero la parte baja de los pulmones, luego la media y termina llenando la superior), retén el aire inspirado durante unos segundos antes de espirar muy despacio, todo lo que puedas.
Si la practicas un rato cada día, al final tu cuerpo lo hará de forma automática.
Haz esto antes de empezar a jugar y en cada momento en que te sientas acelerado o veas que los nervios te empiezan a dominar.
Una respiración lenta te ayuda a oxigenar mejor los músculos, y eso también tiene resultados.
Relajación muscular es sinónimo de coordinación, precisión, eficacia… Tensión es sinónimo de escasa coordinación, torpeza, imprecisiones, errores…
Aprende a respirar y a relajarte y los nervios no volverán a hacerte mandar una bola fuera de límites.
Jugar hoyo a hoyo es otro truco para mantener la cabeza fría. Juega y gestiona cada golpe. ¿Ha sido malo? Pues déjalo ahí, pasa al siguiente.
¿Ha sido un golpazo? Úsalo para llenarte de confianza y avanzar, pero no lo hagas en exceso, esto puede tener el efecto contrario.
Lo que no debes hacer nunca es dejar que un mal golpe, un hoyo que se ha ido de las manos te afecten la mentalidad.
El juego es muy largo y puedes pasar por muchos momentos.
Te vas a equivocar.
Muchas veces.
En el golf es facilísimo, ya lo hemos dicho antes.
Cómo gestionas los errores y la frustración que generan dirán si los estás utilizando de la manera adecuada.
Cada error te lleva a la mejora, a esforzarte y a trabajar para buscar ese golpe perfecto.
Si te provocan un enfado o te centras en el miedo a volver a repetirlo, estarás desaprovechando cada oportunidad que se presenta.
Utiliza cada mal golpe y mala decisión para reorientar tu juego.
Si te dedicas a este deporte, o a cualquier otro, una de tus cualidades es, seguro, la competitividad.
Vivirla de manera te ayudará a mejorar tu rendimiento, a establecer tus objetivos y tus puntos de mejora y a crear un programa para llevarlo todo a cabo.
El hecho de competir ha de hacerte mejor jugador.
Si lo enfocas mal, crearás una presión innecesaria que te hará cometer más errores, desanimarte y perder esa confianza que tanto has trabajado.
Sé competitivo, te va el swing en ello.
Pero si tenemos que quedarnos con algo, si hay que decir qué tienes que hacer por encima de todo para poder ser un gran jugador de golf…
Es disfrutar.
Fluir, sentir el juego, conectar con la bola.
Trabaja todo esto en tus entrenamientos, para que el día que entres al campo disfrutes, tengas una experiencia motivante, con todos sus fallos y sus aciertos.
Cuando consigas hacer todo esto, pondrás el foco en el juego, tu cerebro estará concentrado, sin que seas muy consciente de esto, y todo ese trabajo psicológico que has hecho se reflejará en el resultado.
Lo mejor de todo es que ni este deporte, ni las recomendaciones que hoy te hemos traído, están destinados solo a profesionales.
El entrenamiento psicológico es algo que todos deben practicar, desde el amateur hasta el número uno del mundo.
Tú haces tu mejor juego, y ya cuentas con todas las herramientas necesarias para desarrollarlo. Lo único que tienes que hacer es trabajar.
Poco a poco, día a día, verás resultados.
Tú tienes la única llave para llevar tu juego a su máximo nivel.